Como gestora cultural afrodescendiente, trabajo en la intersección de arte, memoria, resistencia y justicia social, utilizando la cultura como herramienta de transformación y sanación. A través de procesos colaborativos, visibilizo la riqueza de la cultura afroperuana, fortalezco nuestra identidad y promuevo el derecho a la representación desde nuestras propias voces. Mi enfoque busca desafiar los discursos hegemónicos y construir puentes entre el arte y la comunidad como forma de resistencia activa y amorosa.

Angie Edell Campos Lazo

"Bella Negritud" es una colección de arte que celebra la belleza, resiliencia y diversidad de la mujer afrodescendiente, desafiando los estándares estéticos dominantes y reivindicando la negritud como un acto de resistencia cultural y afirmación propia. El arte, históricamente un espacio de exclusión para los rostros afro, encuentra en "Bella Negritud" una intervención que visibiliza la belleza negra en su autenticidad, mostrando el cabello natural, los rasgos y la piel oscura como símbolos de orgullo. A través de retratos, simbolismos y narrativas visuales, esta obra tiene como objetivos:

  • Visibilizar la riqueza y la complejidad de la identidad afro.

  • Romper con los estereotipos raciales y de género impuestos.

  • Inspirar a las nuevas generaciones a abrazar y celebrar su herencia cultural.

El Festival Perú Afroemprendedor ha sido un espacio fundamental para visibilizar y comercializar los emprendimientos y expresiones artísticas afroperuanas. Desde su primera edición en 2021, se ha consolidado como una plataforma clave para impulsar la economía cultural afrodescendiente, promover el arte, la gastronomía, la moda y los saberes ancestrales, y fortalecer las redes de colaboración entre emprendedores, artistas y el Estado.

Hasta la fecha, se han realizado 7 ediciones entre 2021 y 2025 en distintos distritos de Lima, beneficiando a más de 150 emprendedores, con ventas promedio que oscilan entre los S/5,000 y S/15,000 por edición. Además, más de 3,000 personas, entre compradores, gestores culturales y medios, han participado, lo que demuestra el impacto de la feria en la comunidad.

El festival ha representado diversos sectores, como la gastronomía, con platos tradicionales afroperuanos como los anticuchos o la melcocha; la artesanía, con textiles, cerámica y joyería que celebran los símbolos afro; el arte, con música en vivo, danza, exposiciones fotográficas y performances que muestran nuestra identidad; y la moda, con diseñadores que revalorizan los tejidos y estéticas afro, fusionando tradición y contemporaneidad.

El Festival Perú Afroemprendedor ha sido mucho más que un evento de visibilidad. Se ha convertido en un motor de desarrollo económico y social, fortaleciendo a las comunidades afrodescendientes del país y promoviendo su cultura desde una perspectiva inclusiva y transformadora.

Durante mi estancia académica en Iratí, Paraná (Brasil), realicé una exposición de perfiles históricos y contemporáneos que visibilizó el aporte fundamental de las mujeres afrobrasileñas en la construcción social, cultural y política de la ciudad. El objetivo principal fue posicionar sus historias en espacios universitarios, reconociendo su legado tanto a nivel local como académico. Este proyecto fue realizado en colaboración con el colectivo universitario Negras en Iratí, que fundé en 2017, y se enmarcó dentro de las actividades del Mes de la Conciencia Afro, celebrado cada noviembre. 

La exposición no solo celebró sus contribuciones históricas, sino que también abrió un espacio para reflexionar sobre la relevancia de su visibilidad y el reconocimiento en el presente.

En el marco del Festival Nosotras Estamos en la Calle, creamos, producimos e interpretamos la obra “La Historia de la Mujer Afroperuana”, una puesta en escena que recorre seis momentos clave, desde la salida de África hasta el tiempo contemporáneo, destacando los aportes fundamentales de la mujer afroperuana a lo largo de la historia. La obra incluyó un poema original y el guion, desarrollado de manera colectiva, fue concebido como un ejercicio histórico-terapéutico que movilizó memorias colectivas de violencia y discriminación sufridas por nuestra comunidad. 

A través de esta presentación, transformamos el espacio en un acto de resistencia cultural, reafirmación de orgullo y visibilidad de la presencia afroperuana, ofreciendo un testimonio de lucha y dignidad ante la historia.

Fui facilitadora de AfroNarrativas, un ciclo de narración oral diseñado para preservar y difundir la rica herencia cultural afroperuana. A través de este proyecto, mi labor consistió en narrar tanto cuentos tradicionales como contemporáneos, buscando no solo entretener, sino también fortalecer el reconocimiento de nuestra identidad afrodescendiente. Cada sesión fue una oportunidad para conectar con la comunidad, compartir historias que han sido transmitidas de generación en generación, y abrir espacios donde la memoria colectiva y el legado cultural afroperuano pudieran ser valorados, comprendidos y celebrados. 

Así, AfroNarrativas se convirtió en un puente entre el pasado y el presente, un espacio para reflexionar sobre nuestras raíces y, al mismo tiempo, reimaginar el futuro de nuestras historias.

Fui organizadora y moderadora de un cineforo dedicado al cine afroperuano, cuyo objetivo fue generar un espacio de reflexión y diálogo sobre representación racial y memoria cultural a través del séptimo arte. Durante el evento, proyectamos el cortometraje Black Panther, una obra maestra de Marvel que no solo nos sumergió en la ficticia nación de Wakanda, sino que nos permitió explorar la riqueza cultural, las tradiciones y los debates políticos que definen a esta sociedad. Más allá de ser una película de entretenimiento, Black Panther es un tributo poderoso a la historia y los derechos de las personas africanas y afrodescendientes, destacando particularmente el rol de las mujeres en la construcción de un futuro mejor. 

La diversidad de perspectivas en la sala, que incluyó participantes de Burkina Faso y personas de distintas edades, enriqueció profundamente el debate sobre la importancia de la representación en los medios, así como la reflexión sobre la historia y el presente de las comunidades africanas y afrodescendientes. Fue un espacio donde, a través de la proyección y el diálogo, pudimos cuestionar, aprender y celebrar juntos la identidad y el legado de nuestras culturas.

Participé como moderadora en el Círculo de Lectura Afro, un espacio mensual dedicado al análisis de obras literarias de autoría afrodescendiente, tanto peruana como internacional. Este ciclo no solo promovió la lectura crítica, sino que también impulsó un diálogo profundo sobre temas clave como la identidad, la resistencia y el legado cultural de las comunidades afrodescendientes. A través de las lecturas, las participantes, en su mayoría mujeres, pudieron compartir sus experiencias personales, muchas de las cuales reflejaban paralelismos con las situaciones y luchas descritas en los libros. Fue particularmente revelador cómo, a pesar de que los textos abordaban realidades pasadas, los patrones y discursos raciales presentes en ellos siguen siendo una parte palpable de la sociedad peruana actual. 

Este espacio de reflexión colectiva permitió conectar el pasado con el presente, reconociendo cómo la historia sigue impactando nuestras identidades y luchas en el contexto contemporáneo.

Lideré el proyecto Arte como estrategia para la inclusión, una iniciativa internacional que tuve la oportunidad de dirigir en Lima, Perú. Este proyecto se centró en conectar distintas expresiones artísticas como herramientas poderosas para abordar y visibilizar temas que impactan directamente las vivencias personales y las memorias atravesadas por el dolor, la resistencia y la resiliencia. A través de diversas actividades y espacios de encuentro, logramos generar un diálogo abierto y enriquecedor entre activistas, artistas y líderes sociales afroperuanos en la ciudad de Lima. Estos espacios no solo ofrecieron un lugar para la reflexión colectiva, sino que también sirvieron como plataforma para discutir cómo el arte puede ser un medio transformador para la inclusión social, la justicia y el reconocimiento de las comunidades afroperuanas. 

Fue un proyecto profundamente humano, donde cada participación sumó a la creación de un panorama más amplio sobre las realidades que enfrentamos, al mismo tiempo que celebrábamos el poder sanador del arte en nuestras vidas.